Mucho se ha hablado acerca de la corrupción existente en el país, sin embargo, poco se ha discutido sobre las posibles soluciones. Una sugerencia es que se defina una estrategia nacional anticorrupción y por la transparencia.

Foto: Santiago Billy/Diario Digital
Mucho se ha hablado acerca de la corrupción y los casos más relevantes que han sucedido durante los últimos meses en el país. Sin embargo, poco se ha discutido sobre las posibles soluciones. Una sugerencia es que se defina una “Estrategia Nacional Anticorrupción y por la Transparencia” sin embargo, primero es necesario reconocer que el asunto de la corrupción es uno complejo y que tiene diversas aristas, cada una de las cuales tiene impactos en diferentes ámbitos de la sociedad: políticos, sociales, económicos y los relacionados con la seguridad jurídica.
En definitiva, la corrupción erosiona la confianza y la legitimidad de las instituciones y las autoridades democráticas, produce ingobernabilidad, debilita la efectividad y la calidad de las políticas públicas y servicios públicos. En general, como dijera el año pasado en su visita a Guatemala el presidente de la entidad Transparencia Internacional, el jurista peruano José Ugaz: “La corrupción impide el desarrollo”.
Además, es importante reconocer que en Guatemala la corrupción es sistémica, es decir que estamos ante una corrupción estructural y generalizada, que es común y reconocida como algo normal, y que ha llegado a afectar a todos los niveles del Estado y de la sociedad.
Por otra parte, también nos enfrentamos a un problema de cuantificación. Para poder resolver un problema es necesario cuantificarlo, y la corrupción es un asunto complejo de cuantificar. No existe una fórmula o metodología para cuantificar la corrupción, tanto por la falta de información como por su carácter oculto y por la multiplicidad de actos que involucra.
Para avanzar en la construcción de una estrategia, es necesario tomar la crisis política e institucional actual como una oportunidad. Es tal el hastío social actual, que sería un buen momento para actuar e impulsar el cambio.
Como mencionó Ugaz, para construir la agenda es necesario llevar adelante los siguientes pasos:
1. Fortalecer las capacidades de investigación criminal de los actos de corrupción. Es necesario “freír los peces gordos”, no únicamente avanzar en casos pequeños.
2. Creación de una unidad interinstitucional anticorrupción especializada, con mecanismos seguros e inmediatos de intercambio de información para la ejecución de acciones conjuntas, integrada por la Fiscalía Anticorrupción del Ministerio Público, la Contraloría General de Cuentas, la Intendencia de Verificación Especial, la Superintendencia de Administración Tributaria, el Organismo Judicial y la Secretaría Nacional Anticorrupción.
3. Creación de un sistema de prevención, por medio del cumplimiento de las reglas de entrega de información y publicidad de las decisiones públicas, además de la estandarización de la información y formas de presentación. Aquí se incluye el establecimiento y la aplicación estricta de una política periódica de rendición de cuentas, en todos los niveles de la administración pública.
4. Implementación de reformas normativas anticorrupción: al sistema de justicia, a las leyes orgánicas de los órganos de control, al sistema de compras y contrataciones del Estado, al sistema de probidad, al sistema nacional de servicio civil, revisión de la Ley de Enriquecimiento Ilícito; y a la Ley Electoral y de Partidos Políticos.
Por último, es necesario impulsar un cambio en la cultura ciudadana anticorrupción, así como la adopción de normas y estándares altos en materia de transparencia y rendición de cuentas.