La discusión sobre la Ley de Juventud se ha atrancado en dos temas donde el conservadurismo guatemalteco tiene la sartén por el mango: la posibilidad de que los jóvenes reciban información sobre la sexualidad y, derivado de este, garantizar el acceso a anticonceptivos modernos.
En el pensamiento tradicional guatemalteco, se prefiere sustraer el diálogo sobre la sexualidad y encerrarlo en el ámbito de la esfera íntima y a la vez en esa dimensión silenciarlo, ignorarlo o, en el mejor de los casos, posponerlo todo lo que se pueda.
La sexualidad en esta sociedad tan influenciada por las religiones, tiene un connotación pecaminosa y se consiente solo dentro del contexto del matrimonio, validado por la religión, y para fines exclusivamente de perpetuación de la especie. De esa cuenta, se desea imponer la castidad como forma única de anticoncepción y de prevención de enfermedades de contagio sexual.
En el actual contexto, cuando tenemos un presidente que fue aprendiz de pastor evangélico y quien a cada momento invoca a la divinidad y lanza bendiciones, existe una alta probabilidad de que se extraigan de la Ley de la Juventud los artículos que facilitan el acceso a información sobre salud reproductiva. Y más aún, que se proscriba explícitamente la posibilidad de ofrecer anticonceptivos a los jóvenes.
Pero no es solo el Presidente la única persona que puede poner barreras a estos artículos claves, sino también los demás partidos políticos. Prensa Libre de hoy -8 de febrero- nos informa que la discusión de la Ley se rompió cuando los diputados de Visión con Valores (Viva), Compromiso, Renovación y Orden (CREO), Unionistas y el Partido de Avanzada Nacional (PAN) abandonaron el hemiciclo. De Viva recordemos que su secretario general Cromwell Cuestas, cuando lanzó su precandidatura presidencial, nos dijo en A las 8:45 que él no veía mal que se incorporara la Biblia como libro de texto en el sistema educativo. El Unionismo responde en mucho a las creencias religiosas de su excandidata presidencial Patricia Escobar Dalton de Arzú, madre del líder de bancada y esposa del secretario general del partido. Creo y Pan asumen una conducta inexplicable, toda vez que sus diputados y sus dirigentes partidarios gustan de describirse como liberales.
Así las cosas, en tanto el Congreso avanza en otros temas de tipo meramente de reconstrucción de instituciones políticas, evadirá, para no entrar en conflicto con las iglesias católica y evangélica el tema de facilitar la educación para la sexualidad y el acceso a información sobre mecanismos y aditamentos para evitar los embarazos no deseados y la proliferación de enfermedad de contagio sexual.
Y esto será un obstáculo para impedir, por ejemplo, que las mujeres jóvenes abandonen la educación formal debido a que tienen que cuidar de sus hijos y no se pueda reducir la elevada tasa de embarazos en niñas y adolescentes. La Encuesta Nacional de la Juventud reporta que el 56 por ciento de mujeres jóvenes comprendidas entre los 13 y los 29 años tuvieron su primer embarazo antes de los 18 años.
Pero lo alarmante no termina ahí, sino sigue con las conductas sexuales. A pesar de la prédica que hay para conservarse castos hasta el matrimonio, un porcentaje muy alto de jóvenes tiene su primera relación sexual y son seuualmente activos antes de estar casados. No estaría mal, si utilizaran algún método para prevenir las enfermedades de contagio sexual: el 54.8 por ciento de los entrevistados reportó no haber utilizado método alguno en su primera relación y el 48.2 por ciento no lo hizo en su más reciente contacto sexual.
De ahí que haya tanta posibilidad de diseminar enfermades de contagio sexual y, en el caso de las mujeres, una alta incidencia de embarazos que pudieron haber sido prevenidos.
Para finalizar, esa encuesta nos da otro dato alarmante: “solo el 55 por ciento de los jóvenes sin estudios saben que el VIH se previene utilizando preservativos al mantener relaciones sexuales y manteniendo relaciones con una única pareja fiel y no infectada”. O sea, casi la mitad de jóvenes que no asisten regularmente a un centro escolar desconoce cómo se transmite el VIH.
Espero que al final prevalezca la cordura, incluso en partidos tan propensos a presumir de progresistas en temas políticas pero que resultan tan conservadores en temas sociales, como la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Que prevalezca la cordura, se analicen los datos que tiene el INE, el Ministerio de Salud y el de Educación y se sepa qué riesgos implica dejar a ciegas a un sector demográfico que empieza a descubrir la sexualidad.