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Entre caldo de patas y listones rojos

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Mi madre, de 78 años, me sugirió: “Ponete calzones rojos o un listoncito rojo con un ganchito en la ropa interior, por aquello de los eclipses y lunas”.

Escribo este blog en la última semana de reposo ordenada por el doctor, luego de la noticia de mi embarazo a los 44 años. Estoy con el único malestar de una gripe y a un día de cita médica para ver cómo va el garbancito o garbancita, diría una colega española.

Aprovecho el espacio para agradecer cada uno de los mensajes de felicitación y de coraje recibidos tras la sorpresa de mi maternidad, la cual vuelvo a experimentar 16 años después. Ya les he respondido que solo paso el tercer mes y empiezan las celebraciones, pero navideñas.

Estas tres semanas me han servido para devorarme unos cuantos libros, hacer siestas, ver cómo algunos visitantes toman vinitos, pedir antojos, ver esos programas televisivos de decoración de pasteles, la serie “Game of thrones”, y sin quitarme la maña de ver noticias y leer periódicos, además de otros quehaceres relacionados con el trabajo.

Desde el inicio el doctor no me limitó a comer algunos alimentos. Solo le pregunté: “Los vinitos y cafecitos ¿puedo de vez en cuando? Su respuesta fue: “Esos mejor me los manda al consultorio”.

Cero aguacate o agua de coco

Mi dieta incluía de todo, hasta que mi mamá me llamó para decirme: “Nada de comer aguacate, tampoco tomar agua de coco”, y también me sugirió: “Ponete calzones rojos, o un listoncito rojo con un ganchito en el calzón por aquello de los eclipses y lunas”. Ella adelantó: “El fin de semana llego a hacerte un caldo de patas, con panza y tumaca”. Este último es el intestino delgado de la vaca. Ante mis dudas explicó que el aguacate es grasa natural y no ayuda a que el embrión se afiance; que el agua de coco es abortiva en los primeros meses y que el caldo de pata es para que se pegue bien “ese cabroncito”, afirmó. Mi mamá con más de 78 años, crió a cuatro hijos y me ayudó con mi primera hija. En ese entonces, cual novata, yo seguía todas sus instrucciones y ahora, pues qué más da, no pasa nada con atender sus consejos. Los calzones rojos no los tengo, pero si el listoncito.

"Sigo las redes sociales y escribo este blog de mamá, esperando no aburrirles con mis historias".

Dicho y hecho. Se vino en fin de semana, compró todo y a cocinar el famoso caldo de pata. Hubo que abrir puertas y ventanas mientras se cocía todo en la olla de presión. Mi hija y mi esposo se encargaron de conectar desodorantes ambientales y vieron la luz cuando mi vecina Rossana me trajo fiambre para el almuerzo. Así pasé dos días almorzando pata de res, no se terminaba pues solo yo lo comía, afortunadamente el olor (poco o nada agradable) solo se da durante la cocción. No sé si me ayudará en lo que dice mi mamá, pero fue útil para normalizar mis idas al baño.

Las manchas de sangre que vi y fueron las que provocaron el reposo de tres semanas, desaparecieron, la pancita está creciendo, la ropa ya no me queda. He logrado, con autorización del médico, asistir a dos actividades del trabajo (por cierto, a la primera me llevó mi hija, porque tenía unos días de vacaciones), envío y recibo correos. En mi lectura incluyo y como obligatoria, todo lo relacionado a embarazos, sobre todo después de los 40, nacimientos de bebés, guías para la atención pre y pos parto. ¡De compras!… Nada todavía, ubicamos por dónde estaba la cuna y el vestidor que mi esposo hizo hace 16 años para mi hija y que después sirvió a otros sobrinos. ¡Con algo empezamos!

 

 


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