El tráfico es ahora un elemento básico de las sociedades modernas, pero ¿puede ser peligroso para nuestra salud?
Por Gretchen Domek

USA, Arizona, Phoenix, traffic on congested freeway, elevated view
La invención del automóvil fue, sin duda, uno de los avances más revolucionarios en la tecnología. Ocasionó una transformación sin precedentes en la movilidad, productividad y comodidad de las personas. Sin embargo, junto a estas ventajas también hay consecuencias sobre su uso.
Cualquier persona que haya estado atascada en el tránsito, durante horas, sabe bien que esos momentos pueden despertar instintos de agresión, combatividad y competencia. ¿Quién no ha manifestado gestos groseros, bocinazos o la emisión de palabras bien elegidas para un conductor peleonero? Lo que empieza como impaciencia y frustración puede escalar rápidamente a enojo o ansiedad. El Estudio Nacional de Experiencias Diarias, realizado en Estados Unidos, entrevistó a diversos adultos para demostrar que los efectos acumulativos del enojo por irritaciones cotidianas, como el tránsito, afectan la salud mental y se convierten en depresión o ansiedad.
Estudios realizados demuestran que hablar por teléfono al manejar es comparable a conducir bajo los efectos de alcohol y provoca más accidentes.
La investigación preliminar sugiere que el enojo al conducir y el estrés por estar sentado en el tráfico ocasionan daño cardiovascular a largo plazo. Un estudio publicado en 2012, por el American Journal of Preventative Medicine, encontró que aquellos que regularmente hacen viajes largos tienen mayor riesgo de presión arterial alta y mayor índice de masa corporal.
Para empeorar las cosas, varias investigaciones han demostrado consistentemente que la exposición a la contaminación por las emisiones de vehículos aumenta el riesgo de enfermedades pulmonares y cardiacas. Un estudio alemán publicado en 2013, en el European Journal of Preventative Cardiology, encontró incluso que la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco era más alta si había estado en tráfico pesado recientemente.
Por último, no olvidemos que es una de las principales causas de mortalidad alrededor del mundo: accidentes automovilísticos. Más de un millón de personas mueren cada año a consecuencia de esto. Los estudios realizados con simuladores han demostrado que las demandas no visuales, como hablar por teléfono móvil, son comparables a conducir bajo los efectos de alcohol y provocan más accidentes.
¿Qué se puede hacer?
Para cuidar de su salud durante los viajes largos, los expertos sugieren lo siguiente:
- Aproveche el transporte público siempre y cuando sea posible. ¡Es mejor para el medioambiente y su salud!
- Evite las horas pico del tráfico al comenzar más temprano su día o al salir más tarde de la oficina. Haga tiempo suficiente para que no tenga el estrés agregado de llegar tarde.
- Haga su recorrido más agradable y relajante al escuchar música calmante, un libro o un podcast interesante.Evite distracciones tales como su celular, y definitivamente no escriba mensajes de texto al conducir.
- Para reducir la exposición a la contaminación, conduzca con las ventanas cerradas y ponga el aire acondicionado en modo de reciclaje.
- Finalmente, los psicólogos recomiendan que se monitoricen y regulen las “emociones de tráfico” con el mismo sentido de importancia que le daría a una dieta saludable o al ejercicio diario. Así que la próxima vez que sienta el impulso de maldecir, bocinar o hacer un gesto inapropiado, tome una respiración profunda y sonría. Le podría salvar la vida.