El reo más importante de México huyó 17 meses después de haber sido apresado. El gran golpe al crimen organizado de parte del gobierno de Enrique Peña Nieto, se convierte ahora en su gran fracaso.

*Publicado el 17 de julio de 2015, en la edición 112 del impreso.

Anabel Hernández, periodista y escritora mexicana, le ha seguido el rastro a Joaquín “el Chapo” Guzmán Loera los últimos diez años, sugiere interpretar la fuga como una muestra de que el gobierno mexicano nunca tuvo intenciones de retener al narcotraficante más buscado por Estados Unidos.

Hernández, autora del libro Los señores del narco, el cual desmenuza el mundo de los capos y sus protagonistas, sostiene que desde la propia recaptura de Guzmán Loera todo era una fachada.

Foto: PGR

¿Qué implica la fuga de Joaquín Guzmán para el gobierno de Enrique Peña Nieto?

-La fuga del Chapo corrobora que en México vivimos un desgobierno. Muestra que el Gobierno ha sido irresponsable, que no tomó con seriedad su captura, así como no tomó en serio el caso Tlatlaya (masacre en junio de 2014, en el Estado de México) ni el de Ayotzinapa (la desaparición de 43 estudiantes en Guerrero, en septiembre de 2014). Es la confirmación de la crisis profunda.

¿Qué significa en este contexto que el presi- dente Peña Nieto haya dicho públicamente en 2014 que sería “imperdonable” una fuga de Guzmán Loera?

-Las frases que Peña Nieto haya dicho antes, durante o después de la captura del Chapo, no significan nada. El punto es que nunca se atacó a las redes de cómplices, ni al poder económico ni estratégico del Chapo dentro del Estado: gobernadores, militares, diputados. El Chapo nunca dejó de ser el Chapo. Todo fue una simulación.

¿Esto comprueba que los gobiernos anteriores y el actual protegen al Cártel de Sinaloa?

-Eso es una hipótesis. Lo cierto es que las redes que protegieron al Chapo con los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón nunca fueron desmanteladas. Quedó de manifiesto que hay miembros del gobierno que integran el cartel de Sinaloa y estos no fueron removidos de sus cargos.

En los 17 meses que estuvo preso, Guzmán Loera ¿colaboró con la justicia mexicana o mantuvo la boca cerrada?

-Desde un principio se supo que la captura era una pantalla. Al Chapo no le convenía denunciar a su estructura si esta funcionaba como tal a pesar de que él estuviera preso.

¿Cuál es el papel de Ismael el Mayo Zambada en el cártel?

-Mientras el Chapo estuvo operando en El Altiplano (la cárcel), el Mayo operaba al más alto nivel. Y quien velaba por los intereses del Chapo –porque cada uno de los socios tiene sus intereses– fue Dámaso López Núñez, exsubdirector de Seguridad del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, de donde el Chapo se fugó en 2001. López Núñez es ahora su brazo derecho.

¿Los tuits de Alfredo e Iván Guzmán, hijos del Chapo, se pueden considerar reales?

-Yo prefiero retroceder cuando veo redes sociales. No sabes quién es quien, ni quién maneja qué cuenta. Lo cierto es que esos perfiles mues- tran personas reales, fotos reales, novias reales. Sé que el Chapo ha mantenido a su familia al margen. El narcotráfico no conoce las herencias de sangre –no es como que Carlos Slim pueda presentar a su hijo como sucesor–. El único hijo que sí forma parte de la estructura, según documentos desclasificados, es Alfredo Guzmán Salazar.

¿Qué implica la vuelta oficial de Guzmán Loera al Cártel de Sinaloa y para la geopolítica del narcotráfico?

-No pasa nada diferente porque él nunca se retiró. No hubo nunca un nombramiento de sucesor porque el Chapo nunca dejó de ser el líder. No hubo una guerra ni un derra- mamiento de sangre a lo interno del Cártel de Sinaloa. Lo que entiendo es querrá guardar un bajo perfil durante un tiempo. Será prudente y seguirá operando, pero en voz baja.

¿Por qué se escapó?

-Se había prometido a sí mismo nunca más estar en prisión. Quienes lo conocen han dicho que en su momento manifestó: “Prefiero estar muerto a volver a prisión”.

¿Lo van a detener de nuevo?

-Habrá que preguntarse si en realidad lo quieren detener. Si no lo quisieron tener en prisión, ¿para qué querrán apresarlo de nuevo? Para poner en contexto: Rafael Caro Quintero, prófugo de la justicia desde el 9 de agosto de 2013, no tiene ni la décima parte del poder que tuvo en su momento. Si no lo atrapan a él, ¿cómo apresarán al Chapo?

Un túnel inexplicable

Un policía federal de México aparece de pie el jueves 16 de julio de 2015 en el tunel donde, según las autoridades, el narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán escapó de la prisión de máxima seguridad del Altiplano en Almoloya, al oeste de la Ciudad de México. Dos legisladores mexicanos dicen que al menos transcurrieron 18 minutos desde que Guzmán se sumergiera en un túnel de 1.5 kilómetros de largo la noche del sábado, hasta que las autoridades dieran la alerta de fuga. Un funcionario de la Comisión de Seguridad Nacional dijo que iba a tratar de confirmar el dato , pero dijo que cree que no pasó mucho tiempo entre la fuga y la alerta. (AP Foto/Marco Ugarte)

Treinta y un funcionarios del Cefereso 1 –incluido el director del penal, Valentín Cárdenas Lerma– fueron citados a declarar por la Procuraduría General de la República.

“Un solo hombre en un espacio de 50 por 50 centímetros realiza un túnel de más de un kilómetro, ¿con qué ventilación?... ¿de dónde salieron los cables, los focos y cómo se opacaba el ruido?”, preguntó Jorge Carrillo Olea, exdirector del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), quien diseñó la prisión.

Para una obra de tal magnitud se debió: extraer 2 mil 40 metros cúbicos de tierra y utilizar 291 camiones de volteo con capacidad de 7 metros cúbicos cada uno. No hay rastro, ni testigos de tal ajetreo en la llama- da prisión más segura de México.

Por protocolo del centro penitenciario, no puede haber reos afuera de su celda des- pués de las 18:00 horas. Las autoridades mexicanas aseguran que el Chapo estaba a las 20:52 en las duchas.

Cien túneles utilizados para traficar droga han sido descubiertos por la Administración para el Control de Drogas (DEA, en inglés) entre Arizona, Estados Unidos, y Nogales, México. El túnel más importante para Joaquín Guzmán –apodado “el rey de los túneles”–, tiene 180 metros de longitud. Conectaba la casa de un abogado en la ciudad de Agua Prieta, en Sonora, con un almacén en Douglas (Arizona), en territorio estadounidense.