¿Existe alguna relación entre los terroristas y los refugiados sirios?
Los criminales atentados terroristas en París dejaron al mundo consternado debido a varios motivos. En primer lugar, por el sitio donde se llevaron a cabo, pues queda claro que los medios de noticias internacionales le prestan más atención y relevancia a los actos terroristas que suceden en ciudades como Londres, París, Washington o Nueva York, que lo que sucede en otras ciudades del mundo. “Dolor selectivo” (selective grief) fue el concepto utilizado por un medio digital en inglés para expresar esa sensibilidad de una globalización aún muy desigual, donde hay muertos que duelen más que otros.
En segundo lugar, porque se trató de atentados donde murieron muchas personas inocentes. Es, sin duda, la operación terrorista con mayor saldo mortal que se haya registrado en una gran capital europea en varios años, y la masacre en contra de los periodistas de Charlie Hebdo palideció ante esta nueva operación dirigida en contra de personas que disfrutaban de actividades recreativas en una noche de viernes. Eran ciudadanos que no manifestaban políticamente en sentido alguno y, a diferencia del
caso de Charlie Hebdo, no buscaban hacer ningún tipo de señalamiento específico sobre temas públicos.
Pero si el dolor que provocan las víctimas en París no fuera suficiente, grupos conservadores en Europa y en Estados Unidos han decidido pasarle la factura a los más inocentes de los posibles sospechosos: los refugiados sirios. En un acto que daría para una comedia de absurdos, pero que ahora pareciera más bien una tragedia, líderes políticos conservadores han empezado a reclamarle a los millones de refugiados sirios –que huyen del horror de la guerra y del terrorismo en Oriente Medio– las vidas perdidas de los inocentes en París.
“Ya es hora de que las políticas de seguridad global se guíen por el conocimiento y no por el prejuicio”.
La evidencia de que millones de personas refugiadas y traumatizadas por la guerra en Siria son el manto de protección de terroristas, se basa en un único elemento probatorio: un pasaporte misteriosamente salvado intacto entre el fuego y la destrucción de las bombas en París, que pertenece a una persona que se identificó como refugiado en una isla griega. El misterioso pasaporte intacto sirve hoy de fundamento para una campaña absurda y xenofóbica en contra de los refugiados sirios, cuyos nombres sospechosamente se parecen a los de los terroristas. Es como si una persona de nombre Luis Pedro cometiera un acto terrorista en Nueva York, y de pronto todos los Luis Pedro de esa ciudad fueran sospechosos. Y, como Luis Pedro es nombre latino, por lo tanto toda la comunidad latina sería la responsable de encubrir terroristas.
Lo cierto es que los principales sospechosos de la operación terrorista son franceses de nacimiento (la mayor parte parisinos o de sus alrededores). Y si hay que buscar una conexión con una ciudad fuera de Francia, todas las investigaciones apuntan hacia Bruselas, la capital de las principales instituciones de la Unión Europea. Así que los refugiados sirios tienen tanto vínculo con los actos terroristas, como el supuesto Luis Pedro lo tendría con nuestra comunidad latina en Nueva York.
Ya es hora de que las políticas de seguridad global se guíen por el conocimiento y no por el prejuicio. Bastante daño ha causado ya la “Guerra contra el Terror” que ha desestabilizado al mundo entero, aumentando el riesgo de actos terroristas en vez de disminuirlo. Los ciudadanos del mundo necesitamos vivir seguros. Pero la seguridad global pasa por identificar claramente quiénes son los terroristas y quiénes los apoyan. Y, definitivamente, no son los refugiados sirios.