Todo comenzó con el rumor de que Julio Héctor Estrada, hijo de Fanny de Estrada la vocera por antonomasia de la Agexport, sería nombrado ministro de Finanzas por el presidente Jimmy Morales.
Julio Héctor Estrada no ha ocultado su idea de que el quetzal está sobrevaluado, y algunos le atribuyen haber dicho que el dólar debiera cotizarse a Q9.
Más adelante se aclaró que es una idea nomás, no una misión que lleva Estrada de parte del sector al que pertenecen su mamá y él, como sí lo fue, por ejemplo, la insistencia con la que el ex ministro de Economía Jorge Méndez Herbruger quiso hacer aprobar la extensión de privilegios fiscales para las maquilas. Ustedes recordarán que Méndez Herbruger y su familia maquilan ropa íntima de mujeres.
Para infortunio de los exportadores no tradicionales, que son quienes sostienen que el quetzal está sobrevaluado, la oferta de dólares en el mercado guatemalteco ha superado a la demanda por cuatro razones importantes.
La primera de ellas es la baja en el precio del petróleo, que si bien es cierto ha estimulado el consumo de combustibles para automotores, su demanda hoy no llega a superar lo que antes se requería en divisas para pagar los embarques.
La segunda razón tiene que ver con el propio sector exportador, que –como me dice Lizardo Sosa, ex presidente del Banguat– incrementó sus ventas. Hasta finales de octubre, la última estadística disponible en la página de Banguat registra un incremento del 0.9 por ciento. El sector exportador ha compensado la estabilidad en la tasa de cambio con un aumento de su eficiencia para producir –en algunos rubros, no en todos– con lo cual ha visto incrementar la demanda.
La tercera razón por la que se mantiene estable el cambio tiene que ver con la entrada de divisas que envían los guatemaltecos residentes en el exterior. Este rubro alcanzó en 2015 US$6.28 millardos, US$704.9 millones más que en 2014, un incremento del 13 por ciento. No olvidemos la gran relevancia que tienen las remesas familiares dentro de la economía nacional, en la cual constituyen ya el 10.19 por ciento del PIB.
Y por último, este país continúa siendo un paraíso para el blanqueado de dólares del narcotráfico.
Por estas razones el quetzal se ha mantenido dentro de su banda de fluctuación. Forzar una devaluación implicaría, me indica Lizardo Sosa, que el Banguat saliera a comprar dólares a Q9, con lo cual tendría enormes pérdidas que al final deberían ser cubiertas con los impuestos que todos pagamos. Y como no tiene sentido conservarlos, en algún momento el Banguat debería volverlos a vender, con lo cual, en estas circunstancias, habría una baja brusca del tipo de cambio con consecuencias impredecibles en el resto de la economía.
Vistas así las cosas, no tiene sentido forzar la devaluación. Aunque en México, Colombia y Perú se hayan experimentado pérdidas de valor de las monedas locales, en Guatemala las condiciones son distintas.
Así que tranquilos, porque por lo menos de momento, no veremos desplomarse al quetzal a 9 por un dólar.