No sé cuánto tiempo más van a soportar Jimmy Morales y su partido Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) gobernando en contra de la voluntad de sus electores.

Y no digo esto en términos de, como empiezan a expresarse algunos grupos en las redes sociales, ser forzados a renunciar. Más bien, lo digo en el sentido de la oposición y la crítica que empiezan a generar en la opinión pública urbana y que ha empezado a revertir el clima tan favorable con el que tomaron posesión del Gobierno.
Recordemos que en vísperas de ser electo, de acuerdo a los informes de observación de medios de Mirador Electoral/DOSES, Jimmy Morales tenía una cobertura que tendía a ser favorable hacia él: por lo menos uno de cada tres titulares de notas principales –las que abren cada bloque informativo en los medios electrónicos y encabezan las páginas de medios impresos– hablaba de manera positiva de él y de sus discursos. En contraste, solo uno de cada 6 titulares principales divulgados hablaba positivamente de Sandra Torres y sus propuestas. Nótese en estos días la actitud crítica que han asumido medios independientes que antes, si no le apoyaban abiertamente, al menos le concedían el beneficio de la duda. La única excepción en este tono la han dado los medios pertenecientes a Ángel González, que se han puesto de alfombra ante el gobierno de FCN-Nación, como lo hicieron con el gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti.
No olvidemos que el departamento de Guatemala es una de las zonas más mediatizadas del país. Es aquí en donde circulan más los diarios impresos, hay más hogares con servicio de televisión por cable, más usuarios de redes sociales y en donde la audiencia e influencia de Albavisión ha experimentado su mayor caída.
Es también en esta zona del país, donde Jimmy Morales ganó 4 de cada cinco votos válidos emitidos en la segunda ronda electoral.
Recordemos además que es esta zona en donde se generó una significativa masa crítica en contra de la corrupción del gobierno de Pérez y Baldetti, y en donde Manuel Baldizón, el candidato apoyado de manera incondicional y abierta por Ángel González, sufrió la más resonante de sus derrotas. Manuel Baldizón apenas logró el 11.2 por ciento de los votos frente al 35.2 por ciento de Jimmy Morales.
Es una zona del país, entonces, que rechazó la corrupción, que aplastó a los partidos tradicionales y que compró el discurso antiestablishment de Jimmy Morales.
A pesar del inmenso apoyo que recibió en esta zona su dictum “ni corrupto ni ladrón”, y de criticar “la vieja política” y de la enorme popularidad de la que gozan el comisionado Iván Morales y la fiscal general Thelma Aldana, el FCN-Nación y Jimmy Morales se han ido en contra de la voluntad de sus electores.
Primero, al recibir diputados que fueron electos bajo el símbolo de Libertad Democrática Renovada (Lider) –el partido que precisamente rechazaron sus votantes del distrito central– y ahora, bloqueando el avance de reformas necesarias para consolidar la independencia del Ministerio Público y mejorar su capacidad operativa.
Al igual que sucedió con Otto Pérez y Roxana Baldetti, Jimmy Morales y FCN-Nación parecen confiar en que les basta el apoyo del emporio de Ángel González y que les inmunizará con la reacción que les generará ignorar los sentimientos y las demandas de su electorado urbano.
Ciegos y sordos son. No solo por soslayarse a la evidencia de cuán desprestigiados están los noticieros de Albavisión, del desprecio que tiene la masa crítica urbana por la cobertura obsequiosa de Sonora y, por encima de todo, que la nula credibilidad de estos medios no borrará la traición a sus promesas, ni lanzará un velo sobre la corrupción que empiezan a promover ni escamoteará del escrutinio público el espíritu que priva en su bancada de diputados de estancar los cambios, de anular el fortalecimiento del MP y del Organismo Judicial.