Mi trabajo es estudiar los pequeños organismos que caminan sobre la tierra y que a muchos provocan asco: los insectos. Escrito por Alicia Álvarez basado en la entrevista
con Enio Cano. ContraPoder / alicia.alvarez@contrapoder.com.gt

Me llamo Enio Cano. No sé porqué me llamaron así mis papás, porque la mayoría de hombres en mi familia se llama José, pero Enio es un nombre único. Tengo 50 años. Soy biólogo egresado de la Universidad de San Carlos. Mi papá es originario de Quiché y mi mamá es xinca, eran campesinos y mis primeros años de vida los pasé en Taxisco, Santa Rosa, donde los ayudaba con la cosecha.
A los seis años vine a la ciudad a visitar a mi abuela. Me enamoré tanto de la capital que me “separé” de mis papás. Una vez trataron de regresarme, pero decidí que tenía que quedarme. En casa de mi abuela, mi tío me inculcó el hábito de la lectura y el estudio.
El Ministerio de Educación me becó para el diversificado en el Instituto Central para Varones. Mis años de colegial se centraron en obtener las mejores notas para poder optar a una beca e ir a la universidad. Quise estudiar Biología porque me encantaba la diversidad del país y, de tanto estudiar, obtuve una beca en la San Carlos.
Les gusta estar en laboratorios y muy pocos se quieren enfocar en animales, mucho menos en insectos. Pero Guatemala es un país tan rico que tiene espacio y campo para todos.
En la universidad, a punto de cerrar, decidí especializarme en Botánica y Reptiles. Pero alguien, no recuerdo bien quién, me convenció de que me enfocara en insectos porque era un área no estudiada a profundidad y había mucho por hacer. Mi profesor de ese entonces, Claudio Méndez, contactó al doctor Jack Schuster de la Universidad del Valle de Guatemala. Él era el único experto mundial que estudiaba escarabajos en Guatemala.
Decidí estudiar escarabajos porque es una especie que casi no se conoce. El campo estaba abierto. En Guatemala, actualmente, hay tres personas que se enfocan en este insecto: Schuster, José Monzón y yo.
Me enfoco en dos tipos de escarabajos: los pasálidos y los caqueros o peloteros. Los primeros son los que tienen un cuerno en la cabeza. Los segundos son los que se alimentan de excrementos. Hasta el momento he descrito a 29 de ellos, pero en el país hay alrededor de mil especies.
Tengo una maestría en Gestión Ambiental y hace poco me gradué de un doctorado de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de México.
He publicado dos libros acerca de la biodiversidad del país. El primero salió en 2007 y el segundo, en 2013. Los dos obtuvieron financiamiento del Estado y de otras organizaciones, pero, al final, debí poner de mi bolsa para asegurar que la calidad de impresión fuera la adecuada.
Los nuevos estudiantes de Biología prefieren profundizar en temas relacionados con lo molecular y lo genético. Les gusta estar en laboratorios y muy pocos se quieren enfocar en animales, mucho menos en insectos. Pero Guatemala es un país tan rico que tiene espacio y campo para todos.

Más sobre Enio Cano
- La primera persona en recabar información acerca de los insectos en Guatemala fue el inglés George Chapman en 1886.
- La diversidad de insectos en Guatemala es tan rica que los museos de historia natural de París y Londres tienen colecciones enteras dedicadas solo a ellos.
- En el mundo hay poco más de 20 mil especies de escarabajos. En Guatemala, se estima que hay 1 mil.
- En Guatemala hay 300 biólogos. La mayoría se dedica a consultorías, a proyectos propios y a dar clases.