Su futuro depende tanto de ella como del presidente electo, Jimmy Morales. Y la derrota no significa necesariamente el fin de la era Sandra Torres. Su fuerza en el partido, bien usada, puede mantenerla vigente en un siguiente proceso electoral. Eso es lo que piensan ahora los expertos.
Visualizar a Sandra Torres dentro de cuatro años en vallas publicitarias, en una nueva campaña electoral, resulta borroso. Desenfocado. Contrario a la extirpada ley de “le toca”, aplicada a cada uno de los candidatos que perdieron el balotaje y se impusieron en una siguiente elección, el cambio político que el país vivió durante los últimos meses deja un signo de interrogación respecto a la siguiente campaña.
Pero con un telescopio construido por especialistas, sí que es posible ver esos mítines, esos campos pagados y esas nuevas promesas de una futura y renovada Sandra Torres en la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
No será en automático. Si la ex primera dama (2008-11), la primera mujer que se encuentra en el balotaje de elecciones presidenciales en Guatemala, desea volver a intentar recibir la banda presidencial el 14 de enero de 2020, debe reformularse, ser autocrítica y mantener el control de su partido en el Congreso.
Así lo ven los analistas políticos Stephanie López del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep); Gustavo Porras, presidente del Consejo Económico y Social de Guatemala; Jonatán Lemus, independiente; y Hugo Novales, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies).
Aunque ante ese optimismo hay quienes piensan, como Fernando Barillas, antiguo miembro del comité ejecutivo de la UNE, que la derrota frente a Jimmy Morales puede dar pie a la reconfiguración del partido.
El control en la mano
La elección es un pasado reciente y por ello la correlación de fuerzas en la UNE se mantiene. En mayo será la asamblea general que puede, o sentar nuevas bases o mantener liderazgos tradicionales. Y en ese partido, según sus integrantes, no hay líder más claro que Sandra Torres. Si mantiene el poder, las posibilidades de seguir como la cara del partido serán un hecho.
“Permanecer al mando del partido y evitar que alcaldes y diputados apelen al transfuguismo. Esos, me parece, serán los principales anhelos de Torres para continuar vigente”, apunta López.
La UNE ganó 35 de las 338 municipalidades en juego y tendrá 36 diputados, de 158.
El partido, como lo dijo Blanco el domingo 25 de octubre por la noche cuando la candidata reconoció resultados y agradeció a los votantes, buscará ser la primera fuerza sin necesidad de recibir tránsfugas. Libertad Democrática Renovada (Lider) obtuvo 44 curules la noche del 6 de septiembre, sin embargo días más tarde perdió a nueve legisladores que ahora conforman el llamado bloque independiente. Este está compuesto por 22 diputados en total, provenientes en su mayoría del Partido Patriota.
Mantenerse firme a la UNE es mantener a Sandra Torres.
“Ella tiene un liderazgo claro, reconocido hoy por más de 1 millón de guatemaltecos que votaron y la apoyaron en esta segunda vuelta. Tiene un partido fuerte, somos el partido más organizado a nivel nacional”, dijo Blanco en conferencia de prensa.
Los analistas coinciden con Blanco: es un partido exitoso. En las cuatro elecciones que ha participado, en tres ha pasado a segunda vuelta (en 2003, cuando ganó en 2007 y la actual) y cuando no lo logró (2011) fue la segunda fuerza en el Congreso. Es porque sus bases han “obedecido” a una sola figura; primero a Álvaro Colom y luego, a Torres.
“La UNE no tiene otros liderazgos visibles que puedan postularse como candidatos”, hacer contrapeso, explica Hugo Novales. “Una derrota siempre pesa, pero la UNE –históricamente– no es un partido dispuesto a buscar figuras externas”, afirma.
El partido, indica Porras, “no tiene a nadie que tenga un perfil tan fuerte como el de ella”. Torres no se dejará apartar ni “abatir así nomás. Es una luchadora nata”.
Ella “deberá cuidar la acciones que haga su partido durante los primeros meses del gobierno de Jimmy Morales”, dice Jonatán Lemus. “Si se pone a interpelar a la gente del gobierno desde el inicio, como lo hizo Manuel Baldizón, le será contraproducente. Debe ser conciliadora y más cercana a otras expresiones políticas”.
Pero Barillas, considerado un “alvarista” en la división de poderes dentro de la UNE (la otra es “sandrista”), piensa que Torres “debe demostrar que es una mujer democrática y reconocer que su liderazgo no va más, hacerse a un lado. Considero que la era Torres ha terminado”.
De ser así, la UNE tendría que romper paradigmas en Guatemala. Porque, según López, “los partidos carecen de democratización interna y con ello, los votos y los integrantes del partido obedecen a un caudillo, más allá de una organización partidaria”.
Nueva forma, mismo fondo
En su comparecencia ante los medios luego de su derrota, Torres fue respaldada por la plana mayor del partido. Todos cabizbajos. Habló ella y nadie más. No respondió preguntas y al final, en sintonía, diputados y miembros del staff aplaudieron vigorosamente cuando terminó de hablar.
La candidata derrotada se retiró y dio paso a que Mario Taracena, Orlando Blanco, Caros Barreda y Haroldo Rodas encararan a los medios. Solo Blanco habló.
“El proceso actual demanda en nosotros, los diputados, madurez, una actitud constructiva y una actitud proactiva en beneficio del país. De igual manera, para los partidos políticos como la UNE, lo acontecido en este proceso electoral también es una llamada de atención”, dijo el jefe de bancada.
Dejó entrever que no todo tiene porqué ser Torres. “En su momento –dijo Blanco– “la UNE también tendrá una recomposición interna para tratar de ser un partido que siga repre- sentando los intereses de una buena parte de la población. En los próxi- mos días Sandra Torres va a exponer, con un análisis más frío, cuál va a ser la posición de ella de aquí en adelante”.
“Yo esperaría que anhele en este momento una vida de tranquilidad, al lado de sus hijas, lejos de la política”, dice Barillas.
Pero Porras, Lemus y Novales ven en ella a una política consolidada que difícilmente claudicará.
“Es la única política que ha quedado fuera de toda la purga (de la crisis iniciada en abril), que tiene un partido con casi 40 diputados”, admite Porras. “Si su anhelo es llegar a la Presidencia y tiene una agenda coherente, será suficiente incentivo para que continúe”, dice Lemus.
“Una derrota siempre pesa, pero la UNE no es un partido que admita figuras externas”, explica Novales.
Torres podría considerar de cara al futuro político “el descenso considerable que tuvo en su antivoto”, como dice Lemus, o “mejorar su desempeño en debates y entrevistas, entrenar, aunque no sea visto como natural”, como apunta Novales.
Además, en cuatro años el contexto será diferente, dice Porras. “Ella era quien derrotaría a Baldizón, pero el panorama cambió con la crisis y apareció Jimmy Morales, quien ganó por un voto emotivo”. Eso no necesariamente estará instalado en los votantes en 2019.
El dinero invertido y su cambio de apariencia podría jugarle en contra. Pero, según López no son factores determinantes. “Siempre hay financistas ligados a determinados círculos de poder dispuestos a apostarle de nuevo a los candidatos, en la medida en que sus probabilidades aumenten”.
Por otra parte, relacionar su “cambio de look” con un posible retorno a la política, “sería reajustarse a las exigencias de una sociedad patriarcal y estereotipada, para que el rechazo por esos factores no sea importante. En estas elecciones no fue una variable determinante, pero sí influyente en los resultados”, concluye López.
A Torres y al sistema político tradicional, los arrasó un vendaval no esperado, fuera de lo común, llamado Jimmy Morales.
Y el incierto futuro de la ex primera dama estará ligado al del nuevo presidente. Si todo fue un espejismo y decide blindar a la UNE, tendrá una nueva oportunidad; de lo contrario, difícil será despojarse de sí misma, una vez más.