¿A quién escucha el futuro presidente de Guatemala? Y ¿cuáles son los consejos que le dan? Una de las personas a quien acude es el empresario Ricardo Castillo Sinibaldi. Un líder de la antigua guardia empresarial y fundador de los famosos parques de entretenimiento a nivel centroamericano sugiere a Jimmy Morales, por ejemplo, que no es necesario cambiar a los viceministros. Lea más acerca de la relación entre Castillo y Morales. (Entrevista publicada en la edición impresa el 13 de noviembre)

"Un país es lo mismo que una empresa y se debe administrar hasta como uno lo hace con su propia casa" Ricardo Castillo Sinibaldi.
Ricardo Castillo Sinibaldi es una de las personas a quienes ha buscado el presidente electo Jimmy Morales para pedir consejos y orientación sobre cómo integrar su equipo y arrancar el gobierno. El presidente vitalicio del Irtra, excandidato a la Vicepresidencia y retirado de la política desde 2007, aceptó darle su ayuda con dos condiciones: que no le pague y que no le dé ningún puesto.
Ricardo “Cayo” Castillo Sinibaldi se ufana de que él nunca ha buscado a nadie: la gente siempre lo busca a él, dice, incluido el presidente electo Jimmy Morales, quien se le acercó para pedir que le tendiera una mano.
El candidato comenzaba su campaña electoral y buscaba aliados en medio de la crisis política. Conocía al empresario porque le prestó sus servicios de locutor y lo entrevistó para su programa de televisión. En la primera reunión le pidió que estuviera cerca de él y cuando ganó la Presidencia se lo planteó de manera formal: que lo ayudara a elegir a las personas que lo acompañarán y lo aconseje sobre cómo hacer gobierno.
Castillo Sinibaldi estaba al margen de la política. Tras la derrota electoral de 2007, cuando perdió la elección como vicepresidenciable junto a Otto Pérez Molina, el presidente vitalicio del Instituto de Recreación de los Trabajadores de la Empresa Privada (Irtra) quedó desencantado con la idea de gobernar el país.
En su despacho exhibe fotos con los expresidentes y ex jefes de Estado desde los años 70, excepto con Alfonso Portillo, con quien el sector empresarial se mantuvo enfrentado, y con Efraín Ríos Montt, con quien no tuvo relación. Dos retratos con Otto Pérez Molina confirman el aprecio que le guarda al exmandatario, al margen de su decepción por las acusaciones de corrupción.
Cayo Castillo, representante del pensamiento conservador del país, es nieto de uno de los fundadores de la Cervecería Centro Americana y de la primera embotelladora de aguas gaseosas. Presidió la Cámara de Industria y la cúpula empresarial (Cacif) y dirigió el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap). Fue presidente de la Empresa Eléctrica durante los gobiernos militares y ministro de Desarrollo durante la administración de Jorge Serrano Elías. El hombre de los parques de diversiones más visitados de Centroamérica está, a sus 80 años, cerca del presidente de la república a través de una figura que él define como la de “consejero y amigo”.
¿Cómo se le acercó Jimmy Morales?
Tuvimos algunas comunicaciones anteriores a que él estuviera en política. Hace unos años me hizo una entrevista para su programa y luego, fue la voz de nuestros spots de televisión y de algunas presentaciones. Había una relación de conocimiento.
Como a los dos meses de haber comenzado campaña, Jimmy me vino a visitar y me dijo: “Mire, don Ricardo, a mí me gustaría que si llegamos al Gobierno usted me ayudara y esté cerca de mí”. Y yo le dije que con gusto, pero no me meto a política, no quiero ningún puesto ni salario, no quiero nada, solo que Guatemala salga adelante. Cuando ganó la primera vuelta, volvió a buscarme y conversamos de lo que podía ser el gobierno. Le dije que lo podía conectar con personas para ver qué podríamos hacer y que su administración fuera un éxito.
¿Qué tipo de colaboración le da y en qué condiciones?
Le doy opiniones y consejos, le comparto conocimiento de la economía del país y de las personas que trabajan en la política.
¿Cada cuánto le da esa consejería?
No hay nada escrito. Él tiene muchísimo que hacer, todo el mundo lo invita, lo trae y lo lleva. Más o menos nos reunimos una vez cada ocho días.
¿Aceptará una comisión en el nuevo gobierno?
No, ser comisionado no. Yo sería el amigo, alguien que le dé consejos y pueda llevarle lo que sucede y lo que se piensa de él en la calle. Muchas veces los presidentes no tienen cerca una persona desinteresada que les diga lo que pasa.
¿Tuvo que ver su opinión en la decisión que tomó esta semana el equipo de Jimmy Morales de abandonar la discusión del presupuesto en el congreso?
No sé si lo tomó en cuenta. Desde el principio le dije que (el presidente electo) no debe tener un equipo discutiendo un presupuesto que no conoce y que no es su responsabilidad, sino del Congreso. No sé si algo de eso ayudó a que tomara esa decisión.
¿Le ha sugerido nombres al presidente para integrar su gabinete?
Él me dijo algo que me agradó mucho: que no quiere llegar a desmochar, sino conseguir a las mejores personas, y si hay alguien que haga bien su trabajo en el Gobierno hay que dejarlo en su puesto. Creo que eso prudente y correcto. Yo voy a tratar de sugerirle nombres, de que los gabinetes trabajen en conjunto. La parte económica debe tener el mismo criterio para sacar adelante a Guatemala.
El equipo de Jimmy Morales no llegará a la Presidencia con los compromisos que tuvieron sus antecesores con financistas de dos o más campañas. ¿Qué ventaja ve en esa condición?
Guatemala tiene una gran oportunidad: que el partido de Morales no tiene gran organización. Yo que tuve un partido (Partido de Solidaridad Nacional) le puedo decir que se convierten en casas de empleo. Todo aquel que dice que se le acerca para ayudar es porque quiere un puesto. Son como moscas. Este señor no tiene ese problema, tiene la gran ventaja de que su partido no es fuerte y que los que han llegado son de último momento, no tiene mayor compromiso con ellos. Yo le decía que lo primero que debe hacer es una selección de su gabinete de personas intachables.
¿Como quiénes?
Mucha gente puede ocupar bien un puesto. Algunos ya han estado en el Gobierno y otros, en empresas. No doy ejemplos porque no quiero decir lo que quiero hacer, pero la idea de él (de Morales) es poner gente proba y nos ha dicho claro que va a sacrificar a personas amigas con tal de tener a los mejores en los puestos.
¿Se puede administrar el Estado como una empresa?
Esa siempre ha sido una discusión entre empresarios y políticos. Nosotros decimos que un país es lo mismo que una empresa y se debe administrar hasta como uno lo hace con su propia casa. Por eso es malo el cambio de jefes en las instituciones. Está bien que cambien a ministros y viceministros, pero a nadie más.

A principios de la campaña electoral y, a raíz de la crisis política de 2015, Jimmy Morales buscó consejeros. Uno de ellos fue Ricardo Castillo Sinibaldi.
¿Cuál es el principal problema: las personas o el funcionamiento de las instituciones?
Ambas. Como los jefes no saben, nombran en los puestos a sus amigos y ellos, que no conocen la institución y no tienen los principios, se hacen de la vista gorda. Usted entra a una dependencia del Estado y encuentra a muchos leyendo la prensa o tomando café. El jefe debe ser disciplinado. La fórmula es: yo hago y ustedes me siguen. La disciplina es importantísima, además de eliminar el despilfarro.
¿Por dónde empezaría su asesoría para administrar el Estado con eficiencia y transparencia?
Eso es de lo primero que conversé con él. Le dije que el ejemplo siempre viene del jefe: si es honrado, puntual, dedicado y respetuoso, lo transmite a su gente. La honradez es lo que más puede transmitir un buen jefe a sus subalternos. Entonces, él me dijo con toda sencillez y me agradó: “A mí no me mata el dinero. Yo lo que quiero es hacer un buen gobierno y dejar un buen nombre para Guatemala. Para mí el dinero es cosa segundona, no me interesa”. Me pareció esa actitud importante. Yo tengo esa filosofía, así creo que deben trabajar los hombres por un país. Lo primero es seleccionar que las personas que lleguen a su gabinete tengan sus principios.
¿Se puede erradicar la corrupción o solo controlar que sea mínima?
Se puede erradicar. ¿Pero qué sucede? El Gobierno asigna dinero a los diputados para hagan obras en los departamentos y eso no les corresponde. En los alcaldes se ha convertido norma pedir el 20 por ciento de comisión. Yo le he dicho al grupo de Jimmy: a estos señores simplemente hay que decirles que aquí no va haber más mordidas, sino fiscalización. Y si se les encuentra algo, serán llevados a los tribunales.
¿Por dónde cree usted que se escurren los fondos del Estado?
En los negocios grandes. Eso de Guatecompras solo entorpece la administración, pero no quita los sinvergüenzas, y los grandes negocios están fuera: en contrabandos, medicinas, droga, aduanas… Robárselo del presupuesto es muy difícil. Lo otro no deja seña.
Los grandes negocios involucran también a las grandes empresas e industrias, de las que usted ha sido representante. ¿será crítico de ellas?
No creo que las grandes empresas e industrias del país estén metidas en eso. Conozco a la mayoría de empresarios y son honorables que pagan impuestos. Pero como lo dijo una vez con mucha claridad Jorge Briz (presidente de Cacif): que denuncien cuáles son y se les juzgue.
Si hubiera ganada la vicepresidencia en 2007, con Otto Pérez Molina, ¿qué habría hecho al enterarse de los casos de corrupción?
Mucha gente me dice: “Cayo, de lo que te salvaste”, y les digo: “Si yo hubiera estado, eso no sucede”. A mí me duele mucho lo que sucedió. Yo conocí a Otto muy de cerca, trabajamos juntos, pensamos qué hacer por el Gobierno juntos. Otto no es un hombre que actúa haciendo esas cosas, algo hubo atrás que lo pudo haber guiado hacia eso. Me da pena, porque le tengo cariño. Pero mi respuesta es que si yo hubiera estado en ese lugar, no habría pasado eso.
Después de la derrota electoral, ¿Consideró volver a la política?
Cuando terminamos la campaña y perdimos, le dije a Otto: “Hasta aquí llegué. Es mi final político”. Todos los empresarios que hemos trabajado en política nos decepcionamos. Nunca quise volver. Me vinieron a hablar muchos partidos políticos, me propusieron que fuera su candidato con la promesa de que ahora sí ganaba. Y les dije: “No, no tengo ambiciones personales. Prefiero estar tranquilo mis últimos años con mi familia y amigos y con lo que amo tanto que es el Irtra, haciendo obra para Guatemala”.
¿Vale la pena participar en política?
Sí, las personas jóvenes deberían participar en política. Tal vez podemos cambiar la manera de pensar y actuar de los políticos.
¿Se puede salir bien librado?
Sí, yo lo hice. Tengo 80 años cumplidos y no hay una persona que pueda decir don Ricardo Castillo hizo tal cosa mala. Con orgullo digo que nunca he tenido un guardaespaldas. Lo más que tengo es un piloto.
¿Se le verá más en el nuevo gobierno?
No, pero sí quiero darle una mano al presidente electo. Creo que Guatemala tiene una gran oportunidad de salir adelante y que es un hombre bien intencionado. Me molesta cómo quieren degradarlo y decirle lo que debe hacer. ¿Por qué deben demeritar a un hombre que a pulso y trabajo ganó una elección popular? El pueblo lo seleccionó, que lo dejen trabajar y no se sigan metiendo con él.