La golpeó, la atropelló seis veces, pensó que la había matado y la dejó tirada en la calle. Pero ella no quiere hablar del tema.

Perla Yohana Barrera Guerra tiene 26 años. Cerró sus estudios en Mercadotecnia en la Universidad Mariano Gálvez, en Chiquimula, en enero pasado. Se dedica a su casa, a cuidar de su hijo de tres años y a salir de fiesta en cada oportunidad.
Su pareja –el padre de su hijo– y principal sustento es Érick Ricardo Medrano Tobar, empresario de Chiquimula, propietario de la Ferretería Medrano.
Érick vive unos días a la semana en Chiquimula y los demás, en Escuintla. Allí tiene familia, esposa y tres hijos más. Es conocido por los vecinos en Chiquimula como un tipo con recursos, ostentoso, violento y que en repetidas ocasiones ha golpeado a Perla.
Una de estas ocasiones ocurrió a mediados de septiembre. La dejó tirada en la carretera que va hacia la Laguna El Jute, a la altura del kilómetro 150. Pero ella volvió con él.
Fue la advertencia y el preludio al femicidio en grado de tentativa del que el Ministerio Público (MP) le acusa (es el principal sospechoso), en contra de Perla Barrera, la madrugada del 10 de octubre pasado.
El caso, como dice la fiscal general y jefa del MP, Thelma Aldana, es una suma a la factura social de la violencia contra la mujer.
Otra noche de fiesta
La noche del incidente, el 9 de octubre, Perla salió con una amiga y Érick Medrano como cualquier otro día. Fueron primero al Hábitat café, un sitio que está de moda en la zona 1 de Chiquimula. Cenaron y escucharon al grupo que toca en vivo hasta cerca de las 10 de la noche. Luego, dispusieron seguir la fiesta en uno de los bares de la carretera que va a Ipala.
Permanecieron casi hasta las 2 de la mañana en El Picadero. Allí comenzó la discusión. Se subieron al vehículo placas P-232FXZ. Érick condujo unos metros y cerca del parqueo del hotel Primavera de Oriente se bajó y golpeó una y otra vez a Perla.
Según informaron los Bomberos Voluntarios a ContraPoder, Medrano se volvió a subir al carro y arrancó a toda velocidad en dirección hacia ella. La prensó contra la pared. Y le pasó por encima una, dos, tres; seis veces. La dio por muerta y huyó.
Cuando llegaron los Bomberos, Perla permanecía consciente y lúcida. Estaba en el piso con la blusa de botones abierta y los pantalones rotos. Tenía un trauma de cadera, su cinturón pélvico estaba fracturado en varias partes. Tenía sangre que salía desde sus genitales, probablemente debido a una hemorragia interna. También tenía el antebrazo y la muñeca fracturados y otras lesiones en las piernas.
Antes de trasladarla al Hospital Modular Carlos Arana Osorio, le colocaron una férula espiral. Alas 4:20 horas del 10 de octubre, la joven ingresó al centro asistencial.
Allí permaneció en emergencias una semana y luego fue transferida al intensivo de mujeres.
El Hospital Modular no cuenta con las medidas de seguridad necesarias. ContraPoder ingresó al edificio, preguntó por el estado de Perla Barrera y le permitieron el ingreso sin siquiera identificarse. “Vaya al intensivo de mujeres, cama uno”. Ningún control, pese a que se trata de una víctima de intento de femicidio. Veinte minutos más tarde, se presentó personal de seguridad del inmueble.
El 21 de octubre, después de once días y siete transfusiones, fue trasladada al Hospital General San Juan de Dios, en la ciudad de Guatemala. Fue vista en urgencias y luego trasladada al intensivo, donde aguarda por cuatro cirugías de la pelvis.
El crimen con enfoque de género
Thelma Aldana expresa que “el femicidio nos denota la misoginia, el desprecio hacia la vida de la mujer, el menosprecio a su cuerpo”.
En la mayoría de estos casos, apunta la fiscal, “hay un antecedente de círculo de violencia contra la mujer; violencia física, violencia sexual, violencia psicológica, que tiene su expresión máxima en el femicidio”. Por eso, “hemos tratado de investigarlos desde la escena del crimen con enfoque de género”, afirma Aldana.
Según el informe Presentación sobre violencia intrafamiliar 2013, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en conjunto con la Secretaría Presidencial de la Mujer (Seprem), tan solo en 2013 de las 32 mil 918 mujeres violentadas, 95 por ciento fueron agredidas por un hombre, quien en un 72 por ciento era su esposo o conviviente.
Las denuncias por femicidio han aumentado. En parte porque antes el delito no estaba tipificado, en parte porque ahora es también una estrategia de algunos abogados que se acogen engañosamente a la legislación para obtener resultados inmediatos a favor de sus clientes. En 2008, hubo 12 mil 341 denuncias y en 2013, 51 mil 525.
El 20 por ciento de los sindicados totales en 2013 fue por el delito de femicidio.
En Chiquimula, el departamento de donde es oriunda Perla Barrera, entre los años 2009 y 2013 la tasa promedio de denuncias por cada 10 mil mujeres habitantes fue de 55.3. Se trata del séptimo departamento donde más se denuncia el delito. El Progreso ocupa el primer lugar, con una tasa de 97.8 denuncias.
Según datos del Organismo Judicial (OJ) recogidos por la Seprem, durante 2013 se registraron cien sentencias de femicidio, de las cuales 75 fueron condenatorias y 25 absolutorias. De 42 sentenciados, 81 por ciento tenía relación de pareja con la víctima (como el caso de Érick Medrano y Perla Barrera), 7 por ciento tenía una relación familiar y 9 por ciento conocía a la víctima. En el resto de los casos, el agresor era un desconocido.
Este año, del 1 de enero al 30 de septiembre, ha habido 41 condenas por femicidio y 8 absoluciones; por femicidio en grado de tentativa, 37 condenas y 1 absolución, reporta la Fundación Sobrevivientes con datos del OJ.
La indignación, el miedo
El padre de Perla, Vinicio Barrera, dice que su hija ha sido hermética. “No ha querido dar detalles de quién fue o cómo sucedió. Cada vez que tocamos el tema, me dice que hablemos más tarde”.
El temor a represalias por parte del principal sospechoso, Érick Medrano, puede ser la causa de su silencio.
Acaso esa sea la mayor violencia de la que es objeto Perla. Verse obligada a callar su enojo hacia quien la lastimó, por miedo.
El hijo de Érick Medrano y Perla Barrera vive ahora con su abuelo materno. Según él, una noche reciente llegó gente no identificada a la casa de Perla “pero no se llevaron nada. Me parece que estaban buscando al niño”.
“Nosotros somos gente que no estamos pensando en venganza, ni nada por el estilo. Somos personas tranquilas.
Nos preocupamos por la pronta recuperación de mi hija y nada más. Yo no puedo acusar a su pareja de nada”, indica el padre de Perla, quien también prefiere callar su enojo.
En el grupo público de Facebook llamado Peladero Chiquimula se publicó, de forma anónima el 15 de octubre, un rechazo al intento de femicidio. “Queremos expresar nuestro repudio y condena el hecho tan lamentable, vil y cobarde sufrido por la señora Perla Barrera; las sindicaciones que se hacen hacia su conviviente son graves, pero confiamos en las autoridades que hagan su verdadero papel y que la aplicación de ésta sea correcta sin excepción alguna. Expresamos nuestro enérgico repudio y elevamos nuestras oraciones para la pronta recuperación de Perla Barrera pues tiene un hijo y familia que desean verla pronto” (sic).
Existe una orden de aprehensión (a nivel nacional) en contra de Medrano, por ser el principal sospechoso, según el acta 297-2015 4790, de la fiscalía distrital de Chiquimula, a cargo del coordinador de la institución, Roberto Carlos Quiej.
Una orden de captura que se emitió cuatro días después de acontecido el atentado. “La víctima no ha declarado si él (Medrano) es el responsable” o “fui a tomarle declaración a Perla, pero como estaba muy enferma no pudo declarar conmigo y ella es la única testigo”, dijeron a ContraPoder el 14 de octubre los fiscales Sheydin Isabel Pérez Gutiérrez y Roberto Carlos Quiej, de Violencia contra la Mujer.
Hoy, Perla Yohana Barrera Guerra, pese a que se encuentra estable en el Hospital General San Juan de Dios, aún debe de sortear otros procedimientos para mantenerse con vida. Lo hace en silencio. No quiere hablar. Mientras tanto, su novio y presunto victimario, Érick Medrano, es prófugo de la justicia.
Lea también:
Así murió Cristina Siekavizza, según el MP