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Channel: Contrapoder
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Problemas maternales

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Ser madre en estos tiempos, qué difícil. Difícil ser madre de una hija disfuncional, especialmente si la disfuncional es la madre. Pero, por extraño que parezca, a veces dos negativos producen un positivo. A veces, por supuesto, no. Aquí dos películas sobre madres disfuncionales que tienen hijas disfuncionales.

 

Ricki and the Flash (2015). Qué película más pobre para tan reputado director (Jonathan Demme) y para tan grande actriz (Meryl Streep) y para tan interesante escritora (Diablo Cody). ¿Cómo se pasa de dirigir El Silencio de los Inocentes a dirigir este filme que nunca termina de regorjarse? ¿Cómo se transiciona de actuar en Doubt a figurar en una cosa tan liviana, tan carente de estilo, como la presente? ¿Cómo se empieza escribiendo Juno y se termina redactando una película tan vacía, tan desposesionada como la que nos ocupa? Claro, parecía una buena idea poner a una actriz consumada de rockera derruida (envuelta ella en black leather) mientras la lente de un consagrado de Hollywood lo capta todo. Pero de buenas ideas cinematográficas está empedrado el camino a la Gran Guácala. La trama de una artista de rock que ha sacrificado la vida familiar por el escenario, y que luego busca resarcimiento, expiación, ante sus propios hijos, sin perder su integridad, parecía, sí, algo digno de ser contado. Como de hecho parecía una buena idea poner a actuar a Streep junto a Mamie Gummer, con lo cual hija ficticia e hija real se consubstanciaban en una sola. Pero como dice el recientemente fallecido Yogi Berra: “En teoría, teoría y práctica son lo mismo; en la práctica, no”.

 

Meryl Streep

Meryl Streep, una actriz consumada haciendo de rockera derruida.

Strangerland (2015). A diferencia de Ricki and the Flash, Strangerland me gustó mucho. También tiene una actriz de poder –Nicole Kidman– pero ese poder no es desperdiciado sino realmente utilizado para representar a una madre cuya hija ha desaparecido, en uno de esos pueblos australianos más bien posapocalípticos. El desierto. El desierto y su sentimiento paradójico de espacio y asfixia, de profunda belleza y desolación infinita. Nicole, la intensa, hace aquí de una madre devota, y sin embargo ninfómana, que está rastreando a su (también ninfómana) hija (¿secuestrada? ¿escapada?). De hecho, sus dos hijos han desaparecido, y ese evento cataliza una serie de fricciones con su esposo y dinámicas tensas en el pueblo en el cual viven. También convoca un pasado incómodo. Acompañan a la Kidman dos actores solidos: Hugo Weaving y Joseph Fiennes. La trama nunca llega a resolverse, salvo de una manera abierta, como en un cuento de Carver. Es un final perfecto, a mi juicio. Ahora que ya hemos hablado de actores y trama, queda decir que la música, a cargo de Keefus Ciancia, es una delicia.

 

portfolio-strangerland

Polvo y asfixia en Strangerland.

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contraluminoso.blogspot.com


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