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Eco: un delator valeroso (o arrepentido)

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En el 2015 el MP, la CICIG y la defensa todavía no confirmaban que Salvador Estuardo González sería colaborador eficaz en el caso La Línea. Hoy se espera la declaración de Eco como colaborador eficaz confirmado. Mientras tanto, le dejamos esta nota para refrescar su memoria sobre el caso. 

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Salvador Estuardo González, alias Eco, consiguió hace varios meses que lo apartaran del grupo de acusados de la estruc- tura La Línea. Después de revelar que en Casa Presidencial se definía la estrategia para robarle al Estado a través de las aduanas y que la mitad del botín se repartía al exbinomio presidencial, el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) reclamaron por el resguardo de su vida.

González pidió declarar ante el juez Miguel Ángel Gálvez y contó que Juan Carlos Monzón, el exsecretario privado de la Vicepresidencia lo involucró en el grupo. Que Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti estaban interioridades de La Línea. González habló sin tener un acuerdo previo con el MP que le asegurase ser un colaborador eficaz, beneficiado bajo los incentivos que ofrece la legislación a personas involucradas en crímenes que cooperan con la justicia. Los defensores de quienes resultan perjudicados por su declaración pronto preguntaron: Eco ¿confiesa porque está arrepentido o es parte de su estrategia de defensa?

CONFESIÓN Y BENEFICIOS 

Aunque el MP hasta antes de la audiencia celebrada el lunes 28 de septiembre no había presentado la petición formal para convertir a González en colaborador eficaz, el lunes requirió que le permitieran declarar como anticipo de prueba. Esta figura jurídica permite a los fiscales asegurar el testimonio para que forme parte de las pruebas en un eventual juicio.

Captura de pantalla 2016-03-07 a la(s) 12.29.57

González aguardó hasta esa audiencia para hacer sus confesiones. Lo hizo cuando su familia ya estaba en otro país. Un día después de hablar, fue sacado de tribunales con chaleco antibalas, casco de protección y acuerpado por un pelotón de policías con ametralladoras. Su situación, después de declarar, ha cambiado.

Consiguió que le protejan como no lo habían hecho hasta ahora. Su testimonio respalda las pruebas del MP y la CICIG. La historia hilvana los hechos y da el contexto a las interceptaciones telefónicas. Es el único que hasta ahora, ha delatado a los demás, pero también ha confesado su propia responsabilidad.

Luis Fernández Molina, exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, considera que el acusado actúa con desesperación, pero con valentía. Le parece que se requiere valor para incriminar a los que hace poco eran las máximas autoridades del país.

En su análisis jurídico, también nota la estrategia de la defensa para salvar a su cliente. “Intuyendo que las pruebas lo van a cercar, es mejor hablar”, reflexiona el exmagistrado. Desde que González cambió de abogado, se mostró dispuesto a confesar. Incluso, se presentó voluntariamente para que lo apresaran, a pesar que le habían dado una medida sustitutiva que, según el MP y la CICIG, fue negociada por otros miembros de la banda con la jueza.

Para Javier Monterroso, exasesor del MP, la declaración de González no es un simple arrepentimiento. En un proceso penal, la contrición no es un atenuante. En cambio, el colaborador eficaz, puede obtener el beneficio de la reducción de la pena hasta en dos terceras partes. Esa parece ser la aspiración de la defensa de González.

Hablar en contra de los que algún día fueron sus compa- ñeros en La Línea, coloca a González en posición vulnerable. Monterroso y Fernández Molina señalan que la figura del colaborador eficaz trae consigo beneficios como la reducción de la pena, que se le permita tener seguridad mien- tras está en prisión y que se agilice su proceso para obtener la redención de la pena, pero en el país no existe un sistema de protección que le asegure la inmunidad a cualquier ataque. Son personas que se someten a un peligro extremo.

De acuerdo a información facilitada por fuentes de la fiscalía, González enfrenta la posibilidad de salir del país para reunirse con su familia (que está fuera después de las presiones a que se vio sometida a raíz del caso). Si logra convertirse en el colaborador que confirme las pruebas del MP y la CICIG, conseguirá beneficios que le permitan tener una nueva vida, fuera de Guatemala.


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